La alerta de que en otoño se avecina una pandemia de la gripe A ha elevado la alarma. A los fallecidos y los contagios se suman los efectos adversos de los antivirales, por eso es necesario que desde los organismo competentes no se escatimen esfuerzos en informar y explicar con claridad el alcance de la enfermedad y las peculiaridades de la misma. De lo contrario se puede no solo colapsar los centros de salud sino, también , y eso es más grave, crear una tensión general que en nada va a beneficiar el control sanitario, ya que a partir de ahora, con la llegada del otoño y las bajadas de las temperaturas, será cuando se pueda comprobar el verdadero alcance de la enfermedad.
Las epidemias se consideraban en la antigüedad como un castigo divino por eso se recurría a las procesiones y rogativas para salvar a la población de estos males, hoy la ciencia ha avanzado y ya se conocen muchos de esos virus que trasmiten las llamadas pandemias. Antes se combatían implorando la intervención del cielo, hoy se implora más a la ciencia para que no escatime esfuerzos en conseguir, lo antes posible, las vacunas que frenen la enfermedad. Antes eran miles los fallecidos cada vez que entraba una epidemia, hoy la ciencia ha conseguido paliar, en la medida de lo posible, los efectos mortales, pero aún queda mucho camino por recorrer ya que con el potencial que cuenta la sanidad en el mundo es inconcebible que, a estas alturas, se tarde más tiempo en conseguir una vacuna antiviral que, por ejemplo, en llegar a la luna.
La salud es prioritaria y eso lo saben los dirigentes y las autoridades sanitarias internacionales, sigue llamando la atención que en Andalucía, la incidencia esté siendo un poco más elevada que en el resto del pais y que para curarse de ciertas patologías graves tengan los ciudadanos que trasladarse a regiones o países más avanzados en cuestiones sanitarias.
También llama la atención que al anunciar las medias preventivas contra la gripe A se haya incidido especialmente en alguno de los ritos de la religión católica, como la Comunión, el gesto de darse la paz o los Besamanos, ritos que son completamente voluntarios y que van unido a la conciencia y las creencias de cada uno, cuando además si el virus de la gripe A, nos ha llegado de fuera, como parece ser, no es precisamente en los templos católicos donde se da el caso de reunirse un mayor número de personas de paises y culturas distintas. Es más directo, por ejemplo el gesto del tan extendido beso entre parejas, familiares o amigos, o los abrazos y apretones de manos en las relaciones internacionales de los políticos, pero recomendar que ese tipo de gestos no se lleve a cabo, se puede decir que es políticamente incorrecto.
Las epidemias, sobre la base de cuanto ha avanzado la ciencia en el aspecto sanitario, debe ser ya un recuerdo del pasado y en conseguir ese objetivo deben ponerse todos los medios.
Una de las últimas grandes epidemias padecidas en nuestra ciudad fue en el año 1800, en aquel año la fiebre amarilla causó una mortandad de 335 personas en un solo día. El 29 de agosto, tal día como hoy, el Corregidor de nuestra ciudad le escribe una carta al Vicario general sobre la prohibición de enterramientos en las iglesias parroquiales o conventos , con el fin de preservarse de la epidemia, murieron más de treinta mil personas, fueron tantos los muertos que fue necesario poner carretas para llevarlos, las que se llenaban por completo, la epidemia duró desde el mes de agosto de 1800 hasta el mes de febrero de 1801, dejando atrás un panorama desolador.
Pero de todo ello ha pasado ya más de doscientos años y el impacto de las epidemias ni puede ni debe ser el mismo. El reto lo tienen las autoridades sanitarias, la población tiene derecho a recibir información y a exigir que los médicos puedan contar con todos los medios necesario para hacer frente a la demanda que se le presenta
La salud es lo primero, por eso esta es una gripe a tener cuenta por los ciudadanos y en primer lugar por quienes tienen que velar por el bienestar del país, el Ministerio de Sanidad y Política Social y todas las autoridades sanitarias, y todo ello sin crear alarmismo y confusión porque afortunadamente no estamos ya el siglo XIX, o mas bien, no deberíamos estarlo.
(Artículo publicado en Información Jerez el 29 de agosto de 2009. Los médicos temen que en estos días en que la gripe azota muchos hogares vuelve a resugir esa epidemia de gripe A que tanta alarma causó el pasado año)
Cuadro de mlagros de la Virgen de la Merced en tiempos de epidemias y sequías |
Imagen del siglo XIX donde se pueden apreciar vecinos abandonando sus casas por causa de la epidemia de fiebre amarilla |
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