La Alameda Vieja acogerá a partir del próximo domingo una nueva edición del Rastrillo de los domingos, que organiza la Delegación de Cultura y Fiestas.
Los puestos que integrarán este mercadillo ofrecerán antigüedades, filatelia, numismática, heráldica y otros objetos de coleccionismo, artesanía, pinturas, carteles, grabados, libros, revistas, herramientas, instrumentos musicales, juguetes, plantas, discos, vídeos y otros muchos tipos de mercancía usada. Esta actividad, que durante sus continuadas convocatorias se ha hecho muy popular, atrae cada semana a un gran número de personas que pasean o buscan distintas curiosidades para ocupar su tiempo de ocio. Un espectáculo para las mañanas de los domingo entre infinidad de objetos que de ninguna de las maneras se pueden encontrar en el comercio habitual.
Todo ello teniendo como marco un lugar tan emblemático de la ciudad como la Alameda Vieja, un espacio público que tiene su origenen el último tercio del siglo XV,cuando Rodrigo Ponce de León realizó excavaciones en el lado sur del recinto del Alcázar, creando un foso de acceso a la muralla. En 1787 se clausuró ese foso y se embelleció el entorno, quedando por tanto constituida el paseo de la Alameda Vieja.
En 1981 la Alameda Vieja experimentó su última gran remodelación, a causa de la construcción de un aparcamiento subterráneo. Esto implicó la reforma de las zonas ajardinadas, que se encontraban en estado de semi abandono.
Hasta la década de los 60, la Alameda Vieja fue lugar de encuentro y diversión, sobretodo en las tardes estivales, debido a que, por su altura, disfrutaba de brisas frescas procedentes de la bahía. En estos encuentros, se realizaban conciertos, se podían tomar copas, tapas y contaba con diversas atracciones infantiles.
Situado entre la Torre del Homenaje y la Torre Octógona del Alcázar, se levanta el paseo principal donde se ubica este rastrillo. Bajo este paseo fue donde en 1981 se construyó un aparcamiento subterráneo.El paseo está presidido por un templete, de igual estilo que el situado en la Plaza del Banco.
La entrada el paseo está flanqueada por dos columnas, con sendas esculturas que representan a las diosas romanas Fortuna y Ceres. Ésta última, diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad, tiene especial relación con el origen del nombre de la ciudad, de Ceret a Jerez. La otra diosa es la que imploran muchos de los que cada domingon montan su humilde comercio en busca, no ya de fortuna, sino de una medio para salir de su particular crisis vendiendo cosas usadas.
Este paseo, situado en dirección a la bahía, ha contado tradicionalmente con uno de los mejores atardeceres de la ciudad.
Y en tan histórico y bello lugar volverán este domingo el rastrillo de mercancías variopintas, mercado de la añoranza, centro comercial de los tiempos pasados, el "Porquerías Preciados" como le llamaron algunos, el Corte Inglés de la crisis, una almoneda a muy buenos precios, el bazar de lo insólito y todo ello entre lámparas de lágrimas de cristal, postales de color sepia, tocadiscos de los sesenta, impensables herramientas, libros antiguos, revistas de otras épocas y un sin fin de cosas más que muchos daban por perdidas o irrecuperables y que se muestran sin más infraestructura que una tabla y unos caballetes o una simple manta en el suelo. Vuelve el mercadillo para alegría de muchos, auténticos aficionados a las antigüedades y a esta forma de comercio tan curioso como a veces necesario.
Una Alameda Vieja que acoge y pone a la venta mercancías viejas, pero tanto una como otras son necesarias y atractivas porque, además de ofrecer recursos económicos a quienes lo necesitan, forma parte de la historia de la ciudad y de la historia cotidiana de cada uno de nosotros.
(Artículo publicado en Información Jerez ayer 13 de noviembre de 2010. Hoy domingo, tras el verano, ha vuelto el rastrillo a la Alameda Vieja)
La Alameda Vieja en tiempos en que era muy frecuentada por los jerezanos como lugar de esparcimiento y ocio |
No hay comentarios:
Publicar un comentario