Nuestros políticos andan estos días preocupados en la retirada de símbolos, entre ellos los crucifijos de los juramentos ministeriales, en los yugos y las flechas de las fachadas y en los rótulos de las calles con el fin de intentar borrar parte de nuestra historia reciente. Dejando a un lado criterios políticos, retirar muchos de estos signos supone alterar la fisonomía de fachadas o incluso de edificios enteros, es volver a caer en lo mismo que le ocurrió a Fernando de la Cuadra, cuando en 1939 proyecta una fachada para las escuelas de Artes y Oficios Artísticos y Pericial de Comercio de Jerez, que se ve alterada en su ejecución con el fin de incluir la simbología del nuevo régimen. En este caso las artes se ven condicionadas a la política modificando un proyecto inicial.
Ahora, con la nueva ley de memoria histórica, si finalmente se retiran los símbolos que coronan esta fachada de la calle Porvera, la obra de Fernando de la Cuadra volverá a ser alterada por cuestiones políticas, lo mismo puede ocurrir con el colegio Isabel la Católica, que lo que ostenta en su fachada son lo símbolos de los Reyes Católicos después asumidos por el régimen de Franco, y con otros edificios que como tantas construcciones existentes en nuestro país reflejan simple y llanamente la etapa histórica de su construcción.
Sería catastrófico para el patrimonio nacional si hubiera que eliminar los símbolos públicos de la realeza porque España dejara de ser una monarquía, ya que la historia nos dice que no todas las monarquías han sido democráticas, o peor aún, si hubiera que eliminar los signos cristianos por una supuesta aconfesionalidad del Estado o porque en determinadas épocas la Iglesia pudo asumir demasiado poder. La historia es la que es y los signos están para recordarla y para enseñarnos lo que no se debe repetir o lo que debe servir de ejemplo para generaciones venideras.
Ese dinero que se va a utilizar en algo que ya a pocos les llama la atención quizás estaría mejor empleado en eliminar otras carencias que son mucho más necesarias de atender, seguro que en el colegio Isabel la Católica existirán necesidades urgentes donde emplear esa mano de obra y esos materiales que, del dinero público, se van a utilizar para, en definitiva, cargarse su fachada. Y no digamos nada de la Escuela de Arte, cuyas carencias son públicas y notorias, o en el servicio de Correos o en tantos vecinos que en vez de cambiarle el nombre de su calle, con las molestias que ello supone, preferirán que empleen esos costos en mejorar su entorno. Dejemos,tambien, que cada uno jure o prometa su cargo ante los símbolos que crea, porque en definitiva lo importante para los ciudadanos en general, no es ante quien se jura sino, si después, se cumple con los compromisos que se adquieren en ese acto protocolario.
A los ciudadanos, en muchas ocasiones, nos da la impresión que nuestros gobernantes se llevan más tiempo en cuestión de memorias que en resolver los problemas actuales, que se pierde mucho tiempo en el pasado para cuanta dedicación necesita el presente, por eso ya es hora de que se retiren los símbolos políticos, pero no de las fachadas y de lo edificios que a estas alturas poco tienen ya que decir salvo su localización en el tiempo, sino de las conciencias colectivas, de lo rencores que deberían estar superados y de un pasado que hay quien se sigue empeñando en hacerlo presente.
No se trata de olvidar la historia, porque la historia será la que es con símbolos o sin ellos, se trata solo de no caer en los mismos errores. Los mismos errores que cometieron en 1939 con la fachada de la Escuela de Arte y con su arquitecto Fernando de la Cuadra, el cambiar todo un proyecto de fachada por culpa de unos simbolitos. Esto me recuerda a aquella portada de la Feria de Sevilla dedicada al centenario del Sevilla F.C., que por colocarle un bético, que la estaba terminando de pintar, un diminuto escudo del club de sus amores en el centro, voces autorizadas pidieron hasta la dimisión del Delegado de Fiestas del Ayuntamiento Hispalense sino se retiraba el símbolo del equipo rival. Cuestión de criterios.
(Artículo publicado en Información Jerez el 31 de mayo de 2008. El último episodio relacionado con la Memoria Histórica se produjo el pasado domingo cuando, coincidiendo con la visita del Papa a España, en el Valle de los Caídos, la Guardia Civil impidió el acceso de fieles al templo para oír Misa, obedeciendo órdenes gubernativas)
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