La guerra por las audiencias televisivas nos está llevando no solo a situaciones irrespetuosas con los más elementales derechos de las personas sino incluso a espectáculos infrahumanos y hasta crueles con tal de despertar el interés de los telespectadores. Un ejemplo de ello es la vuelta del reality showw “supervivientes” , donde una serie de personajes conocidos, despreciando los adelantos de la civilización humana y en condiciones casi de animales salvajes, conviven durante doce meses, en una isla perdida, con el absurdo objetivo de ganar fama y dinero y que el resto de los ciudadanos se entretengan viéndolos. Al final si consiguen aguantarse entre ellos, soportar el ataque de insectos, unas comidas sin ningún tipo de control sanitario y unas pruebas que suelen ser bastante duras e incluso desconsideradas con la edad y con la dignidad personal, resulta un ganador que, durante semanas, cubrirá espacios y horas de mayor difusión. En fin una forma más de explotación humana consentida, bajo el poder del dinero y la fama, tapizada con el recurso fácil de la competitividad y la resistencia.
En Jerez tenemos un buen ejemplo de resistencia y supervivencia se llama Ermita de Guía y está olvidada en medio de una isla rodeada de corrientes automovilísticas y de intereses inmobiliarios. Una antepasada de esta ermita superviviente llegó a este lugar en el 714 y allí se estableció, allí tuvo descendencia y allí, con grandes dificultades, formó comunidades y asentó devociones marianas y populares, allí, en aquella isla sobrevivió al abandono y el olvido, se levantó de nuevo, paso la dura prueba de la privatización y otra vez, como Ave Fénix, resurgió recobrando su histórico esplendor.
Ahora la isla va a ser asaltada y la superviviente ermita casi abatida por un galeón que le hará perder el horizonte, que atracará a su orilla para taparla con la sombra de la modernidad, y la ermita que lleva tantos años allí, quedará minimizada por la falta de sensibilidad de quienes a veces ignoran o prefieren ignorar la historia de un paisaje que pertenece a la ciudadanía por derecho propio.
La ermita que, por algo, lleva allí, superviviendo tanto años, ha sacado su última basa, la que le puede servir para ganar el concurso y convertir sus alrededores en un vergel o, como mucho, en un entorno que no la ahogue sino, por el contrario, que la realce en medio de construcciones apropiadas con su historia y con la bella silueta de su estructura. Cuando las máquinas estaban dispuesta a acallar sus esperanzas, la ermita ha puesto sobre la mesa la carta de su pasado y de inmediato todo se ha paralizado. La vieja calzada, sus pintorescos puentes, su arroyo, su arqueología, han salido a la luz para proclamar que la ermita no está sola, que con ella hay una serie de elementos que, también, hay que respetar porque son la historia viva de un pasado que, quizás en este caso, si fuese mejor.
La vieja calzada, los puentecitos, las portentosa fuente con sus escudos y leones, los depósitos, sus bodegas de fondo y su graciosa ermita rematada de pináculos y espadaña, nos están diciendo que seamos los espectadores los que hablemos, que nominemos todo lo nominable, pero que debe ganar la razón, la sensibilidad histórico y artística, que se acabe el debate para dar un paso más en su supervivencia.
Que en este concurso gane la vivencia de un lugar donde se pueda pasear, entre jardines, cruzar puentes sobre la remembranza de aquel arroyo que aquí iba a parar, descansar junto a la fuente de los grandes caños, y beber el frescor de sus aguas. Donde , si se quiere, pueden existir construcciones acordes con el pintoresquismo de su ermita, donde hasta se pueden recobrar aquellas romerías de San Isidro que tanta vida le dieron, pero que nada ni nadie ahogue los deseos de triunfo de un ermita que ya de por si es todo un ejemplo de supervivencia.
(Artículo publicado en Información Jerez el 21 de enero de 2008. Si bien a principios de este mes de noviembre nos hicimos eco en este blog de la entrada de la máquinas, en el entorno de la Ermita de Guia, para el inicio de la cosntrucción del parque, hace pocos días las obras han vuelto a ser paralizadas por las catas arqueológicas.)
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