Como a legua y media de Jerez, pasado el antiguo puente de Cartuja,a orillas del Guadalete, se levanta la ermita de estilo mudéjar, con el título de Nuestra Señora de las Victorias, "Aina o de la Ina", (Aína equivalía antiguamente a decir "presto,con prontitud, del latín agina"). Un interesante edificio de mediados del siglo XIV, quizás el de construcción más primitiva de todos los templos cristianos no solo del término municipal jerezano sino de toda la provincia. Algunos historiadores afirman que está construida bajo la influencia arquitectónica visigótica, empleada en aquella época en los templos mozárabes, sobre todo en Andalucía, donde no se siente apenas la influencia del arte románico.
Pero si interesante es la antigüedad del edificio más aún lo es su origen histórico, que se remonta al año 1339 cuando el Infante Tuerto, hijo del sultán de Marruecos,con un poderoso ejército pone estrecho cerco a Jerez, siendo liberada la ciudad gracias a la valerosa actitud del caballero jerezano Diego Fernández de Herrera que, exponiéndose peligrosamente, se introdujo en el campamento para lograr la huida de quienes tenían asediados a la ciudad. Para conmemorar la victoriosa batalla de Aína y significar su gratitud para con el valeroso caballero que a costa de su vida evitó cayese Jerez en poder de los invasores, la ciudad acordó erigir en el mismo lugar en que aquella tuvo efecto, una ermita a la Virgen con el título de la batalla.
La ermita, a pesar del tiempo transcurrido y después de haber sufrido las inclemencias del tiempo, la acción del hombre y el abandono lamentable de autoridades permanece victoriosa como el nombre de la Virgen gótica que la preside, siendo en la actualidad todo un notabilísimo ejemplar de arquitectura religiosa rural.
En los llanos de la Ina, cuenta el historiador Portillo, que existía en 1416 una población situada entre esta Ermita y el vado de Medina denominada Villa del Infantado. Los vecinos de la Ina, los que hoy ocupan parte de esas praderas quieren que tanta historia que rodea a su entorno no quede en el olvido y a la vez dar a conocer esta barriada rural a través de una guía de recursos que promueven los propios vecinos. Una iniciativa muy acertada que vendrá a potenciar cuantos valores tiene, también, el Jerez rural. Poner en conocimiento los elementos de su entorno como la cercanía del río Guaalete, y la laguna de Medina, los paisajes agrarios y sobre todo el alto interés cultural de la histórica Ermita de la Ina, que forma parte de una página tan destacada de la historia local, es un reto,no solo para los vecinos sino para todos los jerezanos. Ellos han hereado el espíritu Aino, presto como el de aquellos que hicieron historia en estos parajes, para su revitalización, ahora es la administración la que no debe dejar de colaborar con tan acertada iniciativa, que el apoyo que la asociación de vecinos ha recibido por parte de la Diputación Provincial sea solo el inicio de una serie de prestaciones que lleve a potenciar cuanto significa la zona rural jerezana. Otros enclaves históricos como Torremelgarejo, Torrecera, Tempul, Gibalbín o Gigonza con sus origenes musulmánes, también, debería acaparar la atención de las administraciones en una apuesta seria por la conservación de los enclaves históricos de las inmediaciones de Jerez.
La Ina, es algo más que una pintoresca ermita enclavada en unos extensos llanos, y sus vecinos lo saben, por eso quieren que se les tenga en cuenta para cuantos proyectos de engrandecimiento surjan en toda la comarca, ellos saben que el Jerez histórico y turístico no es solo urbano, que también lo rural tiene mucho que ofrecer.
Ojalá esta iniciativa de revitalización no quede en un mero proyecto sino que se consolide y tenga su continuidad en otros núcleos rurales, porque en definitiva el término municipal de Jerez no debe ser uno de los más grandes de España solo en extensión sino también en posibilidades turísticas y culturales. Los vecinos del Jerez rural, por historia y por recursos, también tienen mucho que decir.
(Artículo que publiqué en Información Jerez el 17 de mayo de 2008)
Yo soy de la Ina ,mi padre era jornalero del cortijo La Ermita,situado frente a la Iglesia,.Entre los años 1965 y 1970 asistí al colegio situado en la parte trasera de la Iglesia,junto con mis hermanos y vecinos andábamos cada día los dos kilómetros para ir y otros tantos para volver.Hay nos bautizaron,hicimos la comunión,nos casamos,se bautizaron nuestros hijos ,hicieron la comunión algunos se han casado y bautizado a sus propios hijos.para la ina y sus gentes es muy importante este tesoro y quiera Dios lo podamos disfrutar muchos años,agradezco de corazón a todo aquel que se interesa y da a conocer nuestra pequeña comunidad.Gracias
ResponderEliminarPreciosa ermita, tuve la suerte de visitarla y conocer un poco su historia de la mano del sacerdote que en ese momento oficiaba en ella(perdon por no recordar el nombre de este hombre que tan amablemente me atendio)lo que si recuerdo es que el lugar me encanto, una pequeña joya en esos llanos.
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